«América latina camina con un ancla atada al cuello, el ancla de las ideas. Carlos A. Montaner se refirió alguna vez a las ideas Zombis que deambulan insepultas por estas tierras, de entre ellas la que más se destaca es la idea del Populismo Revolucionario. Los ejemplos de este populismo vienen del pasado y lamentablemente abundan. Lo más grave de su proliferación es que ellas persisten en nuestras frágiles democracias, mutilando el crecimiento, la gobernabilidad y la estabilidad; con una proyección hacia el futuro que obliga a que se les preste la debida atención. El proyecto político al que apuntan es el de una democracia denotada, hueca, donde la división de poderes y la independencia del poder judicial se pierden entre los gritos de una multitud, airada y violenta, que ve sus expectativas insatisfechas y reclama promesas incumplidas. Vemos por delante un futuro plagado de sombras, violencia y desesperanza.» (Benavente Urbina, Andres y Cirino, Julio Alberto, LA DEMOCRACIA DEFRAUDADA: POPULISMO REVOLUCIONARIO EN AMERICA LATINA, Ed. GRITO SAGRADO (ARGENTINA), 2005, ISBN 9789871239009)
Los autores invitan a adentrarse en la evolución del viejo populismo caudillista de Latinoamérica y su transmutación en el Nuevo Populismo Revolucionario que, tal como aquel, se nutre de caudillos fuertes, instituciones débiles, corrupción, clientelismo y voto cautivo.
Concluyen que «la endémica fragilidad institucional que sufren los países que caminan por la senda populista los sumerge, sin duda, en un subdesarrollo lacerante que refleja lo que no pudo ser, e impide que seamos lo que merecemos ser«.