¿Ha habido en México gobiernos populistas?, se pregunta Enrique Krauze al principio de su nota en la que nos refiere que:
«El populismo es una adulteración de la democracia. Lo que el populista busca -al menos esa ha sido la experiencia latinoamericana- es establecer un vínculo directo con el pueblo, por encima, al margen o en contra de las instituciones, las libertades y las leyes. La iniciativa no parte del pueblo sino del líder carismático que define a «el pueblo» como una amalgama social opuesta al «no pueblo». El líder es el agente primordial del populismo. No hay populismo sin la figura del personaje providencial que supuestamente resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo».
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